LOS COLORES DE PRINCE EDWARD ISLAND


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Ni los tonos más vivos en los pinceles del pintor más osado podrían igualar los que rodean esta isla situada en la orilla atlántica de Canadá.

por Andoni Aldasoro
fotos Cortesía

Al frente tengo un azul intenso acuático que parece no tener fin; arriba un tono cobalto que no presenta la más mínima presencia de nubes; a mis espaldas, una armónica mezcla entre café, amarillo y una indescriptible mezcla de verdes. Sólo me acompaña, en esta cavilación matutina, un faro de un blanco tan pulcro que lastima un poco verlo de frente, con el rebote del sol. Porque aquí el sol parece que se encontrara de vacaciones, que viniera a sólo estar, a descansar. Pronto encuentro que su descanso significa broncear un poco más de lo deseado al visitante poco precavido. Estoy en Prince Edward Island y, como lo indica su nombre, mis pies están sobre una gran masa de tierra y rocas delimitada por nada más que agua.

Prince Edward Island, o en un estricto español, Isla del Príncipe Eduardo) es, por lejos, la provincia más pequeña de Canadá: ya que no mide mucho más que 193 kilómetros de punta a punta, lo cual, comparado con la extensión de Quebec u Ontario, es increíble; esto hace, por consiguiente, que el tráfico sea mínimo. Se puede explorar en su totalidad, fácilmente y sin prisas, en dos semanas. La isla en sí se compone de otras islas más pequeñas. El conjunto se ha convertido en un punto de interés para los viajeros que gusten de la vida al aire libre; los paisajes naturales; las granjas que ofrecen los productos de la siembra; la gastronomía marítima y la pesca. Como dato curioso, Prince Edward Island es la única provincia en Canadá sin una frontera terrestre.

Dividida actualmente en cuatro regiones (North Cape Coastal Drive, al noreste; Red Sands Shore y Green Gables Shore, al centro; y Points East Coastal Drive, al suroeste) Prince Edward Island estuvo habitada los Mi´kmaq hace aproximadamente 2000 años. Ellos conocían a esta isla como Epekwit, que significaba Descansando sobre las olas. Los primeros colonizadores europeos lo pronunciaban como Abegweit. Tras la llegada de los franceses, primero, y de los ingleses, después, la isla tiene el honor de ser el lugar donde se proclamó el nacimiento de Canadá como nación.

El secreto encanto de las playas
Algo tienen las playas de lugares lejos del trópico, lejos de los climas cálidos y selváticos que todos imaginamos cuando escuchamos nombrar la palabra “playa”. En Canadá también hay playas, y estas guardan un encanto que poca gente puede o sabe apreciar. La presencia constante de hermosos faros, extensiones gigantescas de arena suave y agua más cálida de lo que podría se esperar. Sí, en cualquier momento puede llegar un viento ligeramente frío, pero eso forma parte del encanto, al menos para mí.

El primer modo de transporte para los primeros pobladores fue el mar. Los faros eran tan importantes para ellos en su quehacer diario, particularmente en la construcción naval, como lo era el ferrocarril muchos años después. Muchos faros coloniales o de “primera generación”, construidos antes de 1873, tienen forma octogonal y se construyeron cuando la madera era abundante en esta provincia. Muchos ejemplos de este tipo de construcciones conforman uno de los apacibles atractivos de la isla. Hay más de 40 faros en toda la isla, de ellos, uno de los más interesantes es el de West Point, que mide más de 20 metros y fue construido en 1875, ya no es utilizado como faro, en su interior alberga un museo, un pequeño hotel, un restaurante y una tienda de artesanía local.

Frutos frescos del mar
Hay muchas ventajas de vivir, o visitar, una isla pequeña, especialmente la que se sirve en grandes y humeantes platos. La tierra aquí es rica, produciendo una abundancia de frutas, verduras, carne y productos lácteos. El agua que la rodea está llenas de peces, langostas, ostras y muchos otros mariscos. Pregunte a casi cualquier persona del mundo de dónde vienen los mejores mejillones, y le dirán: Prince Edward Island. Pocas cosas en la vida podrán compararse con percibir el sabor salado y ligeramente metálico de la cocina del mar, sentados en la terraza de unos de sus restaurantes, sintiendo un pequeño escalofrío al ser cubierto por los vientos que nos dan abrazos fríos pero arrulladores.

DÓNDE DORMIR
Summerside Inn Bed and Breakfast
Se trata de una casona restaurada y acondicionada para hospedar a los viajeros más exigentes que buscan la inmersión local más auténtica.
98 Summer Street, Summerside, Prince Edward Island

summersideinnbandb.com

DÓNDE COMER
Water-Prince Corner Shop
El mejor lugar para degustar la cocina de mar que caracteriza a la isla. La especialidad de la casa son los mejillones azules al vapor al vino blanco, con zanahorias y apio.
141 Water Street, Charlottetown, Prince Edward Island

waterprincelobster.com

QUÉ HACER
Basílica de St. Dunstan
Antigua edificación gótica victoriana cuyos orígenes datan de 1721. Es la iglesia mejor conservada de la isla.
45 Great George St, Charlottetown, Prince Edward Island

stdunstanspei.com

MÁS INFORMACIÓN
Charlottetown Visitor Information Centre
Muy cerca del Waterfront, en esta oficina de información turística puedes encontrar las mejores recomendaciones. Además hay WiFi gratis.
6 Prince St, Charlottetown, Prince Edward Island

tourismpei.com