Isla de la pasión

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por Marlene Mizrahi
Una parcela de tierra con apenas un kilómetro de largo, ubicada en el centro del Área Natural Protegida de Cozumel –en pleno Caribe Mexicano–; así aparece la Isla de la Pasión.
Se pensará que es muy fácil escribir sobre tan reducido espacio pero, en realidad, su pasado, presente y futuro complican un poco las cosas…
Esta isla, es una porción de suelo que hoy se le conoce como Isla de la Pasión por un motivo muy especial: la diosa Ixchel. Y así comenzamos, de modo tradicional: por el ayer, que en este caso, son muchos ayeres. La historia de la Diosa Ixchel, primera habitante de esta tierra, se asoma desde la mitología maya y cuenta sobre la esposa de Kinich Ahau, el Rey Sol –lo cual ya nos dice algo sobre el asombroso clima de esta isla–. Ixchel se considera como diosa del amor; la gestación (de hecho, aunque nos de risa, a veces se le representaba acompañada de un conejo); los trabajos textiles; de la luna y la medicina.
Gracias a la importante presencia de esta diosa en el atolón, los antiguos mayas consideraban a la Isla de la Pasión como un lugar sagrado y bendecido por la fertilidad: realizaban peregrinaciones a la ínsula como parte del ritual de matrimonio: para ser bendecidos por la deidad y recibir sus dones.
Según la creencia maya, cuando una boda se realizaba en la Isla de la Pasión la unión perduraría toda la eternidad, esto como fruto y resultado de la leyenda que cuenta sobre el amor que le profesaba Ixchel a Kinich Ahau.
Y es así como pasamos al presente, pues este paraíso en medio del océano – accesible desde los más importantes destinos turísticos en la Rivera Maya –, se mantiene como un espacio ideal para realizar bodas y eventos sociales; pues, después de la historia antes relatada, qué mejor lugar para el matrimonio que aquél bendecido por la Diosa de la Luna.
Los rituales antiguos de matrimonio le dieron el nombre de Mukyaj Peten, apelativo maya que se castellanizó como Isla de la Pasión y, junto con la castellanización, vinieron otros significados.
“Pasión” (la más sobresaliente de sus representaciones), se dice de las emociones definidas como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema u objeto; y, por más que podamos impresionarnos con la belleza propia de esta parcela abrasadora de mar y arena; cabe destacar el ecoturismo que la ínsula ofrece.
El manglar, la selva y los arrecifes de coral, son tres ecosistemas que conviven en la Isla de la Pasión y que permiten realizar varios deportes extremos. Es ahora cuando aparece el significado de “pasión” que engloba el entusiasmo o deseo por algo, pues entre las actividades destaca: el atravezar los mares a bordo de un Twister –una lancha muy rápida– que lleva a conocer los alrededores de la ínsula; explorar la fauna y flora de Cozumel tomando un paseo en jeep; o relajarse sobre el kayak dando un recorrido por los manglares de este paraíso terrenal.
“Pasión” también se aplica a un vivo interés o admiración por una propuesta, y es así como llegamos al futuro de la Isla. En esta tierra celestial se desarrollará próximamente un proyecto de hotel boutique y villas en forma de palafitos mayas.
Finalmente, pensando en un futuro lejano, pero muy importante de tomarse en cuenta desde hoy, la Isla de la Pasión cuenta con diversos programas de reforestación de manglar, limpieza de playa; así como rescate y protección de especies animales.
No queda atrás el significado de una persona apasionada –aquella que establece una fuerte afinidad con alguien o algo–; y cómo no sentir atracción y querer crear conexiones especiales con, y en, la Isla de la Pasión.
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