PILOTO DEL TIEMPO


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Por Alfredo Sánchez M.

Los relojes de aviación son una estirpe única en la alta relojería. Una clase de relojes que, si bien tienen ciertas características definidas, su particularidad sólo se percibe al estar frente a uno. Claros y simples, representan otra forma de mirar el tiempo.

En el genial cuento Chronopolis, del formidable escritor inglés J.G. Ballard, Conrad, el protagonista, es el único habitante de una distópica ciudad donde se ha perdido arte de contar el tiempo. En esa urbe han pasado casi 40 años que los relojes dejaron de funcionar, así, la vida transcurre sin las estrictas agendas dictadas por las manecillas que cuentan el transcurrir de los minutos y segundos. No obstante, Conrad se obsesiona a tal punto con este arte perdido que, aún en la celda de una prisión donde está a punto de morir, calcula el tiempo con un reloj que ha imaginado, utilizando el sol y las sombras de la ventana de su celda.

En 1983, veintitrés años después de haber escrito esta obra, Ballard declaró en una entrevista a Catherine Bresson con respecto a la importancia del tiempo en toda su obra literaria: “Si observas las pinturas del Renacimiento, digamos un Vermeer o un Rembrandt, o a los Impresionistas, Monet o Renoir, es como ver el tiempo real —explica Ballard—. Son las tres de la tarde y ella se baña o bebe té en el jardín. Puedes ajustar tu reloj al tiempo que marcan esos cuadros. Por otro lado, los surrealistas son bastante diferentes; se mueven en un mundo más allá del tiempo. El tiempo ya no existe. Creo que toda mi ficción, en realidad, es un intento de ir más allá del tiempo, hacia un reino diferente. La relevancia de los relojes de piloto en el mundo de la relojería, podríamos decir, también está más allá del tiempo.

IWC, Zenith, Bell & Ross. Estos son sólo algunos de los peces gordos de la relojería cuyos nombres han sido, durante mucho tiempo, sinónimo del segmento del reloj piloto. Entusiastas de los relojes, de todas las fisonomías y aficiones, tienen un aprecio por los relojes de aviación, muchos, al igual que Conrad, sin la destreza para pilotear una aeronave quizá, pero con una afición desmedida por leer el tiempo. Algunos coleccionistas disfrutan de la estética audaz del reloj piloto, y otros aprecian su significado histórico.

A diferencia de otro tipo de relojes, los criterios que definen el cronógrafo de un piloto son algo así como un blanco móvil. A veces, las cosas tan simples como una esfera de color negro con grandes números arábigos blancos marcadores de hora, son suficientes para convertir a un reloj determinado en un pilot watch. Otras piezas pueden ser consideradas como relojes pilotos, si se toma en cuenta la combinación de complicaciones particulares; tales como el cronógrafo de larga duración o la función de hora mundial.

Curiosamente, la característica rotunda que une al género, es un poco de esa “qué se yo” que uno identifica cuando se encuentra frente a uno.

El primero en su tipo

Se debe dar crédito al Cartier Santos por ser el primer reloj de piloto, aunque de ninguna manera es un reloj de piloto para los estándares de diseño de hoy día. Poco después de que Alberto Santos-Dumont logró primer vuelo sostenido en el año 1900, su amigo Louis Cartier le hizo un reloj de pulso. Como el famoso aviador continuó construyendo máquinas voladoras, se convirtió en una celebridad de la época. Con su fama, llegó un gran cúmulo de atención al concepto de usar un reloj de pulso en lugar de llevar un reloj de bolsillo, lo que sirvió para cimentar más el lugar de Santos en la historia de la relojería.

Durante la Primera Guerra Mundial, muchos oficiales de campo cambiaron sus relojes de bolsillo por los relojes de pulso, y para la Segunda Guerra Mundial, los relojes se convirtieron rápidamente en una herramienta esencial para ser empleados por la fuerza militar. Incluso, se podría argumentar que sin la popularidad de este primer reloj de piloto, el mundo de la relojería militar podría haber sido bastante diferente.

Orígenes del reloj piloto moderno

No mucho después de que Alberto Santos-Dumont llevó un Cartier en la muñeca por los cielos, Zenith preparaba un reloj para el piloto francés Louis Bleriot al momento en que éste se disponía a volar a través del Canal Inglés.

A diferencia de la unidad para vestir de Cartier, el Zenith en cuestión contenía todas las características de un clásico de los relojes de piloto: una esfera grande y fácil de leer, marca con grandes números, las manos árabes luminosas y una gran corona que podía ser manipulada, aún con guantes. Todas estas características permiten que el reloj sea legible cuando hay mucha actividad a su alrededor. Dichos rasgos siguen estando presentes en los relojes de piloto de la actualidad. Si uno observa bien el reloj de Bleriot, es fácil ver de dónde Zenith toma la inspiración para su colección piloto.

La importancia de la claridad

Conforme el reloj de piloto evolucionó y se desarrolló la aviación moderna, las funciones requeridas de reloj de piloto empezaron a cambiar. Con los tiempos de viaje más largos, las complicaciones GMT / UTC o de hora dual, se convirtieron en una herramienta práctica para que los pilotos pudieran leer rápidamente tanto el tiempo del lugar de salida como el de destino.

Los cronógrafos también se volvieron útiles a bordo como medio de seguimiento de tiempo de vuelo. Estas herramientas hacen la vida un poco más fácil para el profesional y el piloto aficionado por igual; aunque no pasó mucho tiempo para que estos cálculos y cómputos se convirtieran en instrumentos de un tablero.

Sin embargo, a pesar de estos cambios, la claridad funcional sigue siendo crucial. Ya sea que uno se encuentre volando en la noche en una cabina con poca luz, o realizando maniobras tácticas bajo el sol deslumbrante, un reloj de piloto debe ser evidentemente legible, incluso a simple vista.

En los tiempos modernos, los relojes de piloto se han tomado más libertades por el bien de la moda que nunca antes. Por ejemplo, la cerámica Bell & Ross Phantom cuenta con una esfera oscura estilo que no es tan legible como su contraparte de números blancos. Hoy, también vemos relojes como el Zenith Tipo 20 Extra Especial, que cuenta con una caja de bronce, no por otra razón que la de ofrecer una estética diferente que su contraparte de acero. Incluso IWC ofrece una hermosa versión de oro rojo de su Calendario Perpetuo Spitfire para el coleccionista o el aficionado.

Estos finos relojes representan, en cierta medida, una desviación de su esencia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el vuelo, al principio, solía ser un lujo.

Tal vez, la relevancia de los relojes de piloto y su evolución tengan cierta analogía con la concepción que J.G. Ballard tenía sobre el tiempo: “Creo en la muerte del mañana, en el agotamiento del tiempo, en nuestra búsqueda de un nuevo tiempo en las sonrisas de las meseras de los restaurantes de las carreteras y en los ojos cansados de los controladores de vuelo. Creo en la no existencia del pasado, en la muerte del futuro y las infinitas posibilidades del presente”