WIDER 165 “CECILIA”
LA NUEVA CARA DE LA MONEDA
por Edmundo A. Eguiarte
fotos Wider S.R.L.
Cuando pensamos en yates, y sobre todo en cómo son propulsados, generalmente viene a nuestra cabeza un cuarto de máquinas, con dos (tres o hasta cuatro) motores Diesel o turbinas que ayudan a movilizar estas monumentales piezas de ingeniería naval. Wider pensando en los nuevos horizontes por descubrir tomó el riesgo de construir un yate sin motores.
No, no se mueve por arte de magia – tampoco es un velero disfrazado de yate a motor – simplemente cambiaron el paradigma de la propulsión de un yate. La pregunta obvia es ¿Cómo?.
Y para ello la respuesta parece sencilla – en teoría – ¿Por qué no quitas los motores y ocupas su lugar por un banco de baterías de Litio – Polímero?, ¿Y si equipas la proa con cuatro generadores de velocidad variable que ayuden a cargar esas baterías? Juntas esas dos cosas y lo que logras es ganar mucho espacio en la cubierta inferior que da cabida a un tender de 32 pies. Al tener tanto espacio disponible, los diseñadores de Wider decidieron aventurarse un poco más y, además de ser un garaje para el tender, ese lugar se transforma en un Beach Club con una alberca interior que cambia radicalmente la escena.
Así es como en casi cincuenta metros de eslora – tender fuera – te sientes en un yate del doble de su tamaño, los espacios son generosos a bordo pero aquí es cuando te das cuenta realmente de lo que un pensamiento vanguardista puede lograr (tanto por el lado de la ingeniería como por el del diseño interior) tener una alberca interior, un bar y todo el espacio entre ambos costados de la embarcación disponible con la única idea de relajarse y pasar un buen rato hacen que cualquier otra opción parezca aburrida.
Con cuatro cubiertas y ciento sesenta y dos pies de eslora hubo mucho lienzo para poder plasmar la huella de Wider y las ideas del propietario, así como sus gustos personales y necesidades. El resultado es magnifico sin ser suntuoso, más bien la mezcla perfecta de modernidad, buen gusto y refinamiento sin llegar a ser pretencioso.
Los grandes ventanales y el acabado brillante en muchas superficies, en conjunto con los tonos claros tanto para el mobiliario como para algunas telas le dan un aire de ligereza y el contraste con los muebles en tonos obscuros le dan ese toque de sobriedad. Los cojines en tonos ocre / naranja le dan un toque de vida que llama la atención y rompe un poco con la “calma” del conjunto.
Los camarotes de invitaros siguen esa misma técnica de espacios generosos, trazos limpios y en su mayoría líneas rectas, con algunos toque de diseño que le dan mayor dinamismo a cada espacio y además le dan un toque personalidad distintivo.
Los VIP son aún más espaciosos y por ende con más espacio para poder diseñar, cada detalle está pensado en la practicidad, belleza y funcionalidad. Las televisiones ocultas ayudan a darle un toque de elegancia y limpieza más que el de una habitación común. Casi todo el mobiliario en los camarotes tiene filos plateados que le dan una elegancia atemporal, además de ayudar iluminar un poco la sección inferior.
El camarote principal es un honor al buen pensar, los espacios, además de estar bien distribuidos y ser perfectos para una larga estadía son adaptables, desde la oficina hasta el balcón son espacios que pueden ser utilizados con diversos fines, según la ocasión. Definitivamente la flexibilidad de estos espacios fue una decisión acertada tanto del dueño como del equipo de diseño.
El gimnasio, cerca del camarote principal, también es un acierto, hace que quienes disfruten de estar en forma puedan disponer de un espacio adecuado para ello y que, además, les brinda una ventana al mar ya que el costado de estribor cuenta con un balcón que nos acerca al océano y nos ayuda a disfrutar del aire libre, aún a bordo.
El puente de mando, es el lugar en dónde tenemos control del yate, además es en dónde se puede verificar que todo esté funcionando como debe de ser. Además de ser un área muy técnica – sin sacrificar la belleza – tiene una particularidad que llama la atención al verla en acción. Las pantallas de control se pliegan para formar parte de una consola en línea recta pero cuando se requiere (generalmente cuando el Capitán está en su sillón) se abren para envolver la silla y esto le brinda total control de acción, aún en la comodidad de su trono.
Excelente trabajo del equipo de Wider y de todos sus socios y proveedores, se nota el ahínco con el que se avocaron a este proyecto y eso queda de manifiesto para la posteridad, con CECILIA excedieron sus expectativas, las del propietario y las de todo aquel que se acerca a este astillero.