PERINI NAVI “MALTESE FALCON”


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Una historia entrelazada

por EDMUNDO A. EGUIARTE
fotos CORTESÍA PERINI NAVI

Cuando hablamos de Perini Navi, resulta redundante decir que son yates de la más alta calidad y con diseño excepcional en cualquier rincón en el que nos fijemos ya sea en el exterior o en él interior. Pero esta entrega trata, además de este magnificente velero y sus imponentes características, de la historia de su primer dueño, de la relación de éste con su yate y de lo que representó para su vida.

Thomas James Perkins, mejor conocido como Tom Perkins, un visionario que fue el artífice de cimentar lo que hoy es una de las zonas más productivas del planeta: Silicon Valley. Su aportación fue, además de capital para invertir, sus consejos e información que ayudó a que muchas empresas que hoy son inmensas y con mucho poder tuvieran las bases para poder llegar a desarrollarse como lo hicieron. Inclusive la selección de ejecutivos, consejos y algunas estrategias salieron de su cabeza.

Pero su historial como egresado de ingeniería del MIT (Massachussetts Institute of Technology) y posteriormente un MBA en Harvard –cartas de presentación llamativas– pero superadas enormemente por su instinto para los negocios, inclusive por sus inversiones en yates como el Maltese Falcon, una embarcación que desde su misma concepción causó revuelo ya que en su momento fue el velero privado más grande del mundo.

Justamente el Maltese Falcon fue un hito desde los primeros trazos en su diseño, la envergadura del proyecto conllevó varios retos técnicos y tecnológicos, inclusive el sistema para el manejo de las velas y los mástiles DynaRig que hace todo el trabajo de orientarlas según la dirección del viento además de recoger todo el velamen en tan sólo seis minutos, y estamos hablando de cerca de dos mil cuatrocientos metros cuadrados de velas.

Todo el desarrollo del sistema DynaRig está basado en un concepto que exploró William Prölss pero pensando en la eficiencia energética –que reduciría el consumo de combustibles fósiles– para la industria de transportación de mercancías, al final se transformó en realidad para un yate de placer ya que el desarrollo de nuevos materiales y sistemas computarizados podían cubrir los retos técnicos existentes en las década de los 50 y 60.

Este yate se completó en 2006 y Perkins disfrutó cada día que su apretada agenda lo permitió, disfrutando de todas las comodidades a bordo pero aún más disfrutando los juguetes que hacían de cada escala en sus travesías, un viaje por sí mismo. Su mayor gusto era disfrutar del submarino que permite inmersiones bastante prolongadas y cómodas, lo cual le da un nuevo significado a un viaje en velero.

Desde su viaje inaugural –zarpando de Turquía con destino a las Islas Griegas– ha hecho viajes alrededor del mundo, justo en uno de esos viajes es que cautivó la mirada e interés de la dueña actual: Elena Ambrosiadou.

Y su adquisición no resultó un fraude, por el contrario, este yate sigue siendo un imán de miradas, en el puerto al que arribe no hay nadie que no lo vea –ya sea por curiosidad o por saber que está llegando una embarcación única en su clase–. A diez años de haber sido botado, su importancia en el mundo tecnológico, aspiracional y náutico es innegable, su hermosa estampa con todo el velamen desplegado y la graciosa manera en que se mueve surcando las aguas de cualquier mar u océano es prueba fehaciente de la enorme visión de un hombre que hace poco dejó de estar en el mundo de los vivos, pero que gracias al gran impacto que causó en distintas disciplinas deja una huella indeleble.

Gracias a esa visión podemos ver flotando a un yate que cuenta con 3 cubiertas, la superior es –literalmente– un penthouse. Aquí se localiza el puente de mando, un amplio baño, y un camarote muy espacioso, que además cuenta con una terraza privada con una mesa circular en la parte de popa y en la parte de proa otra mesa.

La cubierta principal está dedicada básicamente a la convivencia, ahí se encuentra el comedor, varios saloncitos y la enorme sala que tiene como componente central una mesa y un conjunto de sillones orientados hacia el mástil principal, una pequeña estancia tipo lounge pero con un bar al centro que puede servir tanto al interior como al exterior. Adicional hay una mesa, más hacia popa, parcialmente cubierta y puede sentar a doce comensales. Un poco más atrás está una estancia que tiene como complemento el mástil posterior.

En la cubierta inferior encontramos cinco camarotes para invitados, así como ocho para tripulación. Todo el interior es una mezcla interesante entre materiales nobles como la madera y la piel, piedras como el mármol y metales de última generación lo que da como resultado un conjunto armónico y a la vez contrastante.