YUCATÁN Y SUS HACIENDAS


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Viajar al Mundo Maya significa detener el tiempo para regresar al pasado y redescubrir el calor de su gente, así como el sabor de sus costumbres y la belleza de su arquitectura.

POR Marianna Magos

El estado de Yucatán es famoso por sus haciendas, un maravilloso atractivo que se extiende a lo largo y ancho de su territorio, algunas de ellas hoy en día son haciendas-hotel como las que forman parte de “The Luxury Collection”, las cuales están disponibles para hospedarse, o bien, llevarse una grata experiencia gastronómica; desde las estructuras restauradas y bien preservadas, hasta los cultivos de hierbas y árboles frutales que se encuentran bajo un cuidado extremo para el disfrute de huéspedes y visitantes.

En tiempos posteriores a la conquista, a algunos españoles se les entregaba como premio pequeñas extensiones de tierra para que pudieran utilizarlas en criar ganado, mulas de carga, caballos y reses para alimentar a los marinos que llegaban de sus largos viajes después de atravesar el Atlántico. El maíz sólo era sembrado para alimentar a los trabajadores o para venta. Pero no fue sino hasta que se abrió el comercio en Yucatán cuando más productos como el tabaco, la caña de azúcar, el palo de tinte, algodón y el henequén empezaron a tener gran demanda.

Es así como esas pequeñas porciones de tierra se convirtieron en grandes haciendas generadoras de riqueza, en donde alrededor de la casa principal o mejor dicho “señorial”, se agrupaban los cuartos de máquinas, desfibradoras, prensas, almacenes, etc. Aún en cada una de las tres propiedades que se encuentran en Yucatán (Temozón, Santa Rosa y San José), se conservan pisos, puertas, artículos y chimeneas que recuerdan la época en la que el vapor movía toda la maquinaria para darles vida.

El sabor de cada hacienda es diferente por su historia, arquitectura y propuesta culinaria; el café recién hecho abre el apetito por las mañanas, las frutas de temporada se utilizan para aguas frescas y sus hierbas aromáticas se disfrutan en infusiones y platillos emblema. Un sabor y estilo para cada propiedad.

TEMOZÓN
A corta distancia del centro de Mérida se encuentra esta hermosa hacienda que data del año 1665, una de las joyas que resguarda Yucatán; sus grandes ventanas ferradas, pisos y salones antiguos dan pie a la imaginación para saber cómo era aquel lugar en sus mejores años.

Actualmente, ofrece un estilo de vida muy peculiar que revive la “belle époque” del sureste mexicano. Sus habitaciones son confortables y privadas, con todas las comodidades necesarias para una estancia placentera que se complementa con diversas actividades, entre las que destaca el recorrido en el truck (carrito sobre vías) que lleva hasta el cenote privado en el que se puede nadar y disfrutar de un momento de relajación; hacer uso del exclusivo spa donde se dan masajes en un pequeño cenote que es parte de la propiedad; pasear por los salones y observar las fotografías antiguas que cubren las altas paredes, o simplemente tomar una caminata por los jardines y patios, una actividad que pasa de lo simple y sencillo, a lo mágico.

La cocina de la hacienda se encuentra a cargo del chef Julio Ku, un lugareño que sabe perfectamente los sabores y colores de la cocina yucateca, dominando los ingredientes y recetas que dan como resultado una carta muy tradicional con un toque único. Algunas de las especialidades de Temozón son los jorochos, (sopes de frijol colado), el pescado tikin xic, el queso relleno, el escabeche de pavo, el pepián yucateco, las marquesitas y los sorbetes. La cocina tradicional, es parte de la experiencia en esta hacienda.

Una de las actividades más relevantes es el “show” de cochinita pibil, en donde se muestra cómo se hace el “pib”, el marinado de la carne y la preparación de tan emblemático platillo.

Visitar Temozón es vivir 100 años atrás, pero con las comodidades de este tiempo.

SAN JOSÉ CHOLUL
San José es una hacienda llena de magia, desde sus fachadas hasta sus pinturas originales del siglo XVIII en la capilla le dan un aire mítico ya que esta propiedad fue abandonada con todos sus artefactos en 1552, para después ser habitada por españoles para la cría de ganado y producción de henequén.

Este hermoso escondite azul se encuentra en la provincia maya de Ceh Pech cuya capital era Motul (de ahí los huevos Motuleños), se dice que en tiempos antiguos el ferrocarril de Mérida a Izamal pasaba por Cacalchén, población muy cercana a la hacienda.

Un silencio profundo se percibe por todo el lugar, la tranquilidad y privacidad son las palabras correctas para describir el ambiente de San José. La atención y la calidez del personal son un valor agregado a la experiencia que se brinda en esta hermosa tierra.

La vegetación es muy abundante, coloridas flores y gruesos troncos adornan los caminos y jardines; el árbol de los sueños y el de los deseos son parte original de la hacienda, ya que tienen más de 100 años de vida, convirtiéndola en un lugar lleno de encanto, ya que la gente se acerca a ellos para reflexionar y pedir algún deseo o propuesta de matrimonio.

Otra parte importante y fundamental en San José Cholul son los sabores; un chef muy apasionado se encuentra a cargo de la cocina, Adriel Medina Jefte, quien es el artifice de provocar diversas pasiones a través de la gastronomía que es una fusión entre la cocina moderna y las recetas más tradicionales de la península. Sus platillos, como el ratatouille de vegetales, la cochinita pibil, las ensaladas con vegetales de temporada y los cortes magros de carne, entre otros, son solo algunas pruebas de todo el talento culinario y pasión con la que en San José se sirve para deleitar los sentidos de sus comensales.

Este bello lugar alejado del mundo, con un sentido de romanticismo y paz, ofrece noches misteriosas a la luz de las velas con una atmósfera que regresa al pasado.

SANTA ROSA
Con un ambiente totalmente casero y con sabores muy familiares, Santa Rosa se localiza en el poblado que lleva el mismo nombre. Cerca de esta población floreció, durante el periodo clásico maya, el centro urbano de Chunchucmil mismo que controlaba el comercio de la sal.

Es decir, que Santa Rosa era un lugar muy concurrido debido a su cercanía con la zona comercial desde antes que fuera poblada por españoles para la ganadería. La Hacienda Santa Rosa, también fue henequenera por mucho tiempo hasta que esta época decayó.

Actualmente es una de las más pequeñas y acogedoras de las propiedades de The Luxury Collection. Cuenta con un gran jardín botánico en el que está a cargo Víctor Hernández, un curandero de la región que tiene grandes conocimientos en plantas medicinales.

Santa Rosa ofrece un menú basado en los frutos del jardín, pues desde una infusión de zacate limón helada, una sopa de lima fresca, un plato de quesos con frutos secos y hasta un dulce de papaya, por solo mencionar algunos, son de las opciones que uno puede ordenar en el restaurante ubicado en el “señorial” de la hacienda. Claro, dentro del menú también se encuentran los típicos platillos como tacos de cochinita, huevos encamisados, panuchos, relleno negro y otras delicias yucatecas.

En el jardín botánico de la hacienda, de una hectárea de extensión, podemos encontrar hierbas aromáticas como albahaca, ruda, menta, tomillo, orégano, así como hierbas medicinales para todo tipo de padecimiento o mal estar y frutos como papaya, nanche, chaya, mamey, achiote, pitaya, calabaza, naranja agria, vainilla, etc. Un jardín como ningún otro, en el que se encuentra cualquier tipo de remedio según las tradiciones de sus antepasados, o bien, el árbol de la ceiba, el cual para los mayas era un árbol sagrado.

Sus habitaciones y casita maya guardan discreción y confort, es como una segunda casa en Yucatán. Entre sus actividades cotidianas a realizar por los huéspedes, se encuentran los paseos en bicicleta por la población de Santa Rosa, clases de maya, visita a los talleres de henequén y filigrana, clases de botánica, convivencia con la comunidad, además de la oferta gastronómica tradicional con sabor casero.

Santa Rosa es un claro ejemplo de los sabores de hogar y la familia, donde los huéspedes disfrutan de privacidad y hospitalidad.