EN CONFIANZA …
Por El Dr. Enrique Fernando Molina G.
El láser es uno de los más grandes desarrollos de la modernidad, y es bien sabido que éste ha sido de gran ayuda para varias y distintas extensiones dentro de la cirugía. Lo que no nos habíamos puesto a pensar es: ¿qué pasaría si eligiéramos un tratamiento de liposucción con láser? La lipólisis es un procedimiento quirúrgico que se emplea, siempre y cuando no haya contradicción, para eliminar los depósitos de grasa localizada en distintas partes del cuerpo. Tal y como la tecnología de avanzada todo mejora, el tratamiento de liposucción hecho con láser no es la excepción.
El resultado es el mismo, lo que cambia es la forma. Ésta es una técnica que, si se quiere ver de modo directo, ayuda a adelgazar; pues elimina de forma permanente los depósitos grasos que se ubican en el cuerpo. Aunque también, en algunos casos, éste método ayuda a la eliminación de celulitis, un problema más superficial.
El tratamiento cuenta con una gran promesa: aquello eliminado con el láser, no se reproducirá otra vez. A pesar de que las células que guardan la grasa tienden a agrandarse cuando el consumo energético es excesivo, uno de los mayores beneficios de la lipólisis láser consiste en que ésta reduce el número de dichas células, lo cual termina por ser garantía de que no volverá a desarrollarse el cúmulo graso. Por supuesto que todo consiste en un equilibrio, es por ello que el mantenimiento después de una liposucción con láser debe estar basado en una alimentación sana y ejercicio físico.
El tipo de anestesia que suele utilizarse, salvo contradicción del paciente, es superficial y/o de sedación. Esta es otra de las mayores ganancias, pues permite el uso de menor cantidad de fármacos anestésicos y una más pronta recuperación post-operatoria.
¿Otro beneficio más? La ausencia de marcas después de la cirugía. En la lipólisis no suelen realizarse incisiones y si existiesen, éstas estarían en sitios muy ocultos y difíciles de percibir.
La liposucción con láser propone varios niveles y el volumen eliminado dependerá del paciente, así como también de su fisionomía, las zonas a tratar y los posibles riesgos asociados con enfermedades de cada solicitante.
La intervención es sumamente rápida y la notoriedad de resultados también: durante los
primeros quince días se observan los primeros, mientras que el fruto final se verá después de tres a cuatro meses.
Una pregunta obligada es sobre la recuperación, ¡también rápida!. Depende del tipo de procedimiento y de la persona: hay pacientes que pueden reincorporarse a sus actividades laborales en dos o cuatro días, pero cabe mencionar que la norma general dice que debe ser después de una semana y con ayuda de una faja de compresión. En tema de dolor, hay que decir que es un procedimiento molesto en sus primeras 48 horas, pero que se suele controlar muy bien con medicación habitual.
La lipolisis láser, al ser una técnica mínimamente invasiva, está indicada tanto para eliminar cúmulos grasos localizados y retraer la piel, tanto en el cuerpo como en el rostro.
Ya entrando en detalle, es un procedimiento interesante para: eliminar excesos de grasa en zonas anatómicas localizadas – como: glúteos, cartucheras, cara interna de muslos, rodillas, tobillos, brazos, abdomen, cuello y papada –; tratar la piel de contracción difícil –como el abdomen tras el embarazo –; retoques de liposucciones tradicionales previas cuyos resultados no fueron completamente satisfactorios; así como contraer la piel y aumentar volumen de forma estratégica en zonas como mamas o glúteos.