THE BURJ AL ARAB


Sencillamente único y espectacular

por ENRIQUE CASTILLO—PESADO

Ahora verá y leerá todo lo relacionado a nuestro viaje a Dubái en el hotel The Burj Al Arab. George Clooney decía que “la emergencia de un viajero mucho más exigente que busca la exclusividad y hace gala de ella, ha llevado a la aparición de establecimientos que ofrecen algo más”. Para la mayoría de los mortales, uno de los factores que pesan más a la hora de escoger hotel es el económico. Si bien es cierto que cuentan con exigencias previas: situación del establecimiento, servicios mínimos -o básicos-, estilo, tipo de clientela que lo frecuenta, cadena. El bolsillo se acaba imponiendo.

TODO, SIETE ESTRELLAS
La categorización más extendida a la hora de clasificar un establecimiento es la que utiliza cinco/y ahora hasta siete estrellas, de manera que los más sencillos ostentan una, y los más lujosos, cinco-siete. Sin embargo, la emergencia de un perfil de cliente mucho más exigente, el del millonario que busca la exclusividad y hace gala de ella, sin reparar en gastos, ha llevado a la aparición de los autodenominados hoteles de siete estrellas.

Sin embargo, la gran pregunta es ¿qué debe tener un establecimiento para ser catalogado como de siete estrellas? La respuesta es nada en concreto, ya que, en realidad, se trata de una categoría inexistente. Y es que simplemente, el uso de esta denominación denota que hablamos de algo superior: más grande, más caro, más exclusivo, más exótico, más ostentoso o más. El Burj Al Arab Jumeirah, la impresionante edificación de 321 metros de altura en forma de vela construida en una isla artificial al sur de Dubái, es seguramente el hotel de siete estrellas más conocido del mundo.

SUITES QUE SON RESIDENCIAS
EL resort de fama mundial ofrece todo tipo de lujos y los servicios más exclusivos para los clientes más exigentes, por excéntricos que puedan parecer. Alojarse en este majestuoso hotel supone un desembolso de entre 1.800 y 30.000 euros la noche, dependiendo del tipo de habitación y ojo: la suite más pequeña tiene 170 metros cuadrados.

Las situadas en los pisos superiores de este edificio de 60 plantas paradisiacas ofrecen espectaculares vistas panorámicas sobre el azul Golfo Pérsico. Sobre todo, los clientes pueden disfrutar también de mayordomo personal, exclusivos spas y piscinas infinitas.

Entre los servicios más opulentos del Burj Al Arab destaca una incomparable flota de Rolls-Royce con chofer, el alquiler de automóviles de gama top, y el helipuerto, que evita los desplazamientos por la ciudad. La restauración es otro punto fuerte: cuenta con nueve restaurantes exclusivos, uno de ellos submarino y con estrella Michelin, y un sky view bar, suspendido 200 metros sobre el mar.

Todos presumen de conocerlo, pero tuve la oportunidad de estar allí tres días tanto en el Burj Al Arab y otros tres días en el Kempinski Mall of the Emirates, gracias a la invitación de la familia Courtright, de Los Ángeles. Y hasta la próxima, ¡abur!