LAS COSTAS VASCAS DEL CANTÁBRICO


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Desde Biarritz, en la parte francesa, hasta Deba, en la española, se dibuja una región con gusto por la buena comida, las playas y los placeres más esenciales del ser humano.

POR ANDONI ALDASORO
FOTOS LIDIA R. WAH

Si trazáramos una línea desde Biarritz, famoso poblado playero en el sur de Francia, hacia Deba, un punto costero entre Bilbao y San Sebastián, en el País Vasco en territorio español, notaríamos que apenas los separan cien kilómetros, recorrido que por la carretera panorámica del Cantábrico, una de las vías más hermosas de Europa, no toma más de tres horas; claro, sin detenerse, sin ‘pueblear’, pero ¿quién podría abstenerse de detener el automóvil ante todas las escenas que encontrará en el camino? Nosotros no pudimos, y esto fue lo que encontramos.

BIARRITZ Y LA ESCENA SURF
Cuando hablamos de surf, al menos los meros aficionados, nunca pensamos en Biarritz, quizá el desconocido Mar Cantábrico no sea tan famoso como el Caribe o el Pacífico, pero este pequeño trozo de costa es uno de los puntos más solicitados por la escena de surfistas del Viejo Continente.
El ambiente en Biarritz destaca por ser una curiosa mezcla, dicho esto en el buen sentido de la palabra. La ciudad está formada en su mayoría por casas de fin de semana de la burguesía francesa, y por opulentas mansiones. Este toque de lujo se equilibra a la perfección con la cultura surfera, más bien relajada y despreocupada, la cual tiene además una larga tradición en Biarritz.
La práctica de surf no es solamente un deporte popular en Biarritz, sino que realmente tiene raíces profundas en la ciudad. La leyenda dice que la introducción del surf en Europa tuvo lugar en 1957 en las costas de Biarritz, en la Playa Côte des Basques, para ser más exactos.
Hay una cosa, aparte de las grandes olas, que los franceses de la región se toman muy en serio: la comida. En las inmediaciones de Biarritz hay varios restaurantes con estrellas Michelin, pero destacamos La Villa Eugénie, que tiene una de las mejores vistas del Cantábrico.

Restaurante La Villa Eugénie
1 av. de l’Impératrice, 64200
Biarritz, Francia

SAN SEBASTIAN: PLAYAS, FESTIVALES Y GASTRONOMÍA
Si hay algo que distinga a la región vasca, tanto la francesa como la española, es su gastronomía. Llegar a San Sebastián, capital de la provincia de Gipuzkoa, es llegar al paraíso foodie europeo. Esta ciudad también es famosa por el festival internacional de cine, y por la Playa de La Concha
¿Qué no amar de esta ciudad majestuosa en la costa del mar Cantábrico? San Sebastián, o Donostia en euskera (intrincado y ancestral idioma de los vascos), presume de una bahía circular con aguas cristalinas y playas de arena blanca que ha atraído, tal y como lo hizo Biarritz, a lo largo de la historia a la gente adinerada en busca de sol y sofisticación. Esto es lo que hizo famosa a la ciudad durante la Belle Époque y es por ello que la reina de España regente, María Cristina, estableció aquí su residencia real durante el verano. La evidencia de este glamouroso pasado se puede apreciar todavía hoy en día en la arquitectura de San Sebastián.

No se puede visitar esta región sin conocer algo de su historia y su cultura, para ello, después obviamente de comer, y para hacer más hambre, debemos dirigirnos al Museo San Telmo, situado en el Casco Viejo de la ciudad, al pie del Monte Urgull. El museo está principalmente dedicado a la cultura e historia vascas, ofreciendo a los visitantes una visión más profunda de la sociedad vasca actual. La colección contiene más de 26,000 elementos etnográficos, arqueológicos, históricos, fotográficos y artísticos.

Museo San Telmo
Plaza Zuloaga 1
Donostia-San Sebastián, España

www.santelmomuseoa.eus

UN CAMINO QUE NUNCA TERMINA
Los pequeños pueblos que viven entre las grandes ciudades son también encantadores. En éstos predomina el verde de los montes, de los bosques, y el azul tanto del cielo como del mar; interrumpidos ambos por aquí y allá de explosiones de color provistas por una apacible vaca de un caserío cercano; una hortaliza de flores variopintas; una pintura mural o una vieja estación del tren. Llegar a Deba, en este mismo tenor, podrá bien significar el fin de; recorrido, o el inicio de otro, otro que nos conduzca a Vizcaya, donde otro conjunto de pueblos playeros esperan por ser descubiertos por el viajero con placeres tan mundanos como inasibles.