PUEBLOS MÁGICOS DEL NORTE


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El norte de nuestro país, muchas veces, pasa desapercibido cuando se trata de consentirse durante un fin de semana o en las vacaciones. Varias personas creen que esta región se dedica solamente a la industria o la ganadería; sin embargo, aquí presentamos tres pueblos mágicos y sus magníficos hoteles. Perfectos ejemplos de cómo en el norte, también hay pasión, historia y un espectacular estilo de vida sibarita.

por AZUCENA PACHECO
foto CORTESÍA DE LOS HOTELES

Álamos, Sonora
Hacienda de los Santos

La Ciudad de Los Portales nos recibe con banquetas altas, paredes de adobe y piedra, así como personas sentadas en el dintel de su portal. A través de este impresionante ambiente, podemos admirar enormes patios, algunos con huertas y árboles frutales; y muchos de ellos transformados en hermosos hoteles, restaurantes y galerías.

Pero la joya de la corona es, sin duda, Hacienda de los Santos. Y es tanta la demanda para pasar algunas noches en este espectacular hotel, catalogado entre los mejores del mundo, que incluso cuenta con servicio de taxis aéreos, para que la distancia no sea un pretexto para disfrutar de este espectacular destino.

Hacienda de los Santos está conformada por cinco casonas coloniales interconectadas por túneles, cada una con estilo propio, con fastuosos jardines, spa, cantina, tres albercas, la réplica de un teatro andaluz que funciona también como cine y hangar para aeronaves. Cuenta con habitaciones y suites de diferentes tamaños, decoraciones y características, y con una Mansión Villa, su secreto mejor guardado, pues sólo se permite conocerla a las personas que pernoctan en ella.

Hacienda de los Santos ha sido acreedora de reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que destacan el Four Diamonds Award, el Fooders Choice Award, el Luxury Travel Award; y el distintivo Small Luxury Hotels of The World. Y aunque permanecer dentro de las puertas de este impresionante hospedaje resulta tentador, también hay que conocer el pueblo Mágico de Álamos, recorrer sus hermosas callejuelas sin prisa alguna; así como vivir el ambiente bohemio y cultural que caracteriza esta ciudad, sin dejar de apreciar una hermosa panorámica desde el mirador del Cerro del Perico.

www.haciendadelossantos.com

Batopilas, Chihuahua
Riverside Lodge

Cuenta la leyenda, que este alejado poblado de la Sierra Rarámuri fue la segunda ciudad de nuestro país en contar con luz eléctrica, allá por el año de 1890. También, cuentan que allí proliferó una vida cultural impresionante, que incluía espectáculos de ópera, teatro y conciertos sinfónicos; y que mientras en otros estados todavía se utilizaban las talegas y los burros, aquí ya circulaban automóviles de lujo y se contaba con toda clase de artículos de ornato, que venían directamente de la Francia que Don Porfirio Díaz tanto amó.

Toda esa bonanza terminó al mismo tiempo que el porfiriato, aunque la belleza del lugar prevalece como uno de los secretos mejor guardados del estado más grande de México. Y el que quizás es la mejor muestra de esa época dorada es el Riverside Lodge, hotel boutique que recrea la arquitectura, decoración y estilo de vida de aquellos tiempos, ya que a lo largo de su historia fue hogar de diferentes familias de aristócratas, mineros, ganaderos e industriales.

Y si Batopilas parece detenido en el tiempo con su plaza, sus fachadas coloridas de un estilo arquitectónico indefinible y su puente colgante sobre el río, el Riverside Lodge consigue imbuirnos completamente en el pasado: una colorida casona con patios, jardines y preciosas habitaciones que guardan la estética del siglo pasado, muebles de época y de la región, comodísimas camas de latón, baños con tinas de porcelana antigua, e incluso lámparas de petróleo.

El hotel, además, ofrece turismo vivencial que incluye visitas a comunidades rarámuris y mestizas, a minas, ranchos y misiones cercanas, entre las que destaca la de Satevó, que se construyó entre 1645 y 1745 y que en medio de las Barrancas del Cobre y las verdes praderas Batopilenses, forma un cuadro de absoluta belleza.

www.coppercanyonlodges.com/lodges-hotels/

El Fuerte, Sinaloa
Torres del Fuerte

Esta pintoresca ciudad colonial que antiguamente se llamó San Juan Bautista de Carapoa, debe su actual nombre al fuerte que protegió a los conquistadores españoles de los aguerridos indígenas del Río Zuaque, y cuya réplica prevalece en lo más alto de la ciudad, como fiel guardián de la historia de esta ciudad.

Fundada por expedicionarios que iban en busca de metales preciosos desde la Ciudad de México, en 1564, El Fuerte también es la penúltima parada en el recorrido por las Barrancas del Cobre del famoso tren Chepe, y cuyo tramo de Cerocahui hasta aquí presenta los mejores paisajes del recorrido.

Esta ciudad tuvo su auge minero durante el siglo XVI y en 1824 fue capital del entonces llamado Estado de Occidente, conformado por lo que ahora son los estados de Sonora y Sinaloa. Aquí vivieron numerosas familias de abolengo en enormes casas solariegas, cuyos zaguanes aún se mantienen abiertos, y nos permiten ver en su interior amplios portales con arcadas y pilares de cantera, hermosos jardines y fuentes cantarinas.

Una de esas familias son los Torres, y el perfecto ejemplo de esas casonas, que funcionaba como hacienda ganadera y agrícola, es la que ahora alberga el hotel Torres del Fuerte que, a pesar de conservar su fisonomía original en patios y fachada, hace de cada habitación un viaje a tierras exóticas de todo el orbe. Todo esto gracias a la vocación viajera de esta familia, que se ha dado a la tarea de traer mobiliario y decoración de sus numerosos viajes: desde portones de la India, hasta candiles de cristal de París.

Entre los servicios que presta este establecimiento, se encuentran day trips a otros rincones del norte, así como tours de pesca y avistamiento de aves, caza, biking, o treking.

www.hotelestorres.com/ing/fuerte/index.php