ITALIA MÁS ALLÁ DE ROMA Y VENECIA
Sin duda, es uno de los países más hermosos del mundo con infinidad de atractivos, que van desde ciudades milenarias hasta playas paradisiacas, pasando por inmensas zonas vinícolas.
POR AZUCENA PACHECO
FOTO FOTOTECA ENIT
Te llevamos a tres destinos, que generalmente se quedan fuera de los itinerarios cuando se visita Italia, con inmenso valor histórico, cultural y sibarita: Asís, en Umbría, ciudad medieval perfectamente conservada; Siena en La Toscana, antiguo archienemigo de Florencia, ciudad laberíntica y amurallada; y Cinque Terre, en la Riviera de Liguria, cinco ciudades costeras llenas de colorido.
ASÍS: MUCHO MÁS QUE UN SANTUARIO
La región de Umbría es la más pequeña de Italia y la única que no cuenta con salida al océano. Está llena de viñedos, paisajes bucólicos y ciudades medievales, y el mejor ejemplo de éstas es Asís, ciudad amurallada del siglo XII, en perfecto estado de conservación y que se podría calificar como la ciudad más feliz del mundo.
Independientemente de si profesas la religión católica o si crees en San Francisco, esta ciudad parece personificar los valores de este hombre: la gente está siempre sonriente, es muy amable y si alguien te encuentra en la calle, perdido o en problemas, siempre correrá a ayudarte. A los habitantes de Asís, además les encanta platicar de su cultura, sus raíces y su gastronomía.
Pero más allá de esta ‘buena vibra’ que no he podido percibir en ningún otro lugar, la imagen urbana de este espacio abruma por su belleza: una ciudad construida casi completamente de piedra, con dos puertas impresionantes, callejuelas empedradas y añosas casas de piedra con balcones llenos de flores.
Destacan sus sobrias construcciones religiosas, entre las que sobresale la Basílica de San Francisco, de tres plantas, cuya iglesia superior está decorada con 28 frescos de Giotto, que relatan aspectos de la vida del santo y que además posee la mejor panorámica de la ciudad amurallada, la iglesia inferior, donde se llevan a cabo la mayoría de las ceremonias, y la catacumba, en la que se encuentran las reliquias del santo.
Recorrer el resto de la ciudad también es una delicia: La Plaza del Ayuntamiento, el Eremitorio de las cárceles, la Basílica de Santa Clara, San Francisco “Piccolino”, San Rufino, San Damián, y los castillos medievales Rocca Magiore y Fuerte Villapol.
Es indispensable deleitarse con la cocina de Umbría. Destaca el Espagueti Carbonnara, los guisos con carne de cerdo y las sopas de legumbres. También recomendamos comprar alguno de los maravillosos juguetes de madera.
SIENA: EL LABERINTO CON TEJADOS ROJOS
La Toscana es una de las regiones más visitadas por sus playas, montañas, viñedos y ciudades ancestrales. Florencia, su capital, es la cuna del renacimiento y una ciudad colmada de arte en cada esquina. Siena fue su acérrimo enemigo en la época medieval.
A Siena hay que comenzar a recorrerla por su plaza central, o Plaza del Campo, una de las más grandes de la Edad Media, cuya característica forma de concha, es escenario de la famosa carrera del Palio, en la que luchan entre sí los diferentes barrios en carreras de caballos.
Rodean la plaza el Palacio Público, la Capilla de Piazza con su Torre del Mangia y la Fuente Gaia. A pocos pasos de distancia, maravilla el Duomo o catedral, rica en esculturas, pinturas y arquitectura, y cuya torre románica-gótica es una de las más altas de Italia.
En las laberínticas callejuelas de Siena es muy común perderse, y es que precisamente fueron construidas con el fin de extraviar al enemigo, para que no pudiera acceder a la plaza central, curiosidad que como turista vivirás con angustia o con asombro, dependiendo de tu actitud. En estas estrechas callejuelas encontrarás infinidad de restaurantes, tiendas de regalos y tabernas.
Y volviendo a las calles principales, el Museo de la Ópera Metropolitana, la Pinacoteca Nacional, ubicada en el elegante Palacio Buonsignori, la Fortaleza de los Médici, o la Logia de la Mercancía, que ostentan una arquitectura de transición del estilo gótico al renacentista, son visitas obligadas.
Además de la ciudad, toda la zona es rica en paisajes como las Crete, el Parque Artístico Natural y Cultural de Val d’Orcia y el Valle de Chianti, donde se producen algunos de los mejores vinos de Italia, con los que debes acompañar la gastronomía local, como la ribollita, sopa de hortalizas y alubias, los asados de caza, el queso pecorino, los callos de Val d’Elsa, el jabalí de Monticiano y los embutidos de Cinta Senese.
CINQUE TERRE: CINCO CIUDADES, UNA SOLA BELLEZA
En el Noroeste de Italia y junto a Francia, se encuentra la región de Liguria, con montañas llenas de viñedos y olivos, y colinas que se asoman sobre el mar. Aquí encontrarás una ecléctica combinación de vida cultural y diversión mundana que reúne el encanto de cinco pueblos marítimos asombrosamente interconectados:
En las alturas de Monterosso al Mare tienes que visitar el antiguo castillo, la Iglesia de San Juan Bautista y el Convento de las Capuchinas. En la parte baja y junto al mar, podrás disfrutar de Fenigia, la zona moderna con una hermosa playa.
Riomaggiore es el pueblo más visitado por sus construcciones pintorescas. Desde allí comienza la Via dell’amore (camino del amor) un túnel excavado en la roca que lleva a Manarola, donde, desde el promontorio de Punta Bonfiglio y el Santuario di Signora della Salute de Volastra, podrás admirar paisajes indescriptibles.
En Vernazza sorprende un puerto con imponentes construcciones defensivas que contrasta con la arquitectura elegante de las estrechas callejuelas que bajan a la plaza del puerto. Aquí tienes que visitar la Iglesia Parroquial de Santa Maria di Antiochia, el Santuario de la Madonna di Reggio y el Castillo de los Doria.
Y a través de una larga escalera podrás llegar a Corniglia, subir es difícil pero el esfuerzo bien valdrá la pena cuando llegues a la cumbre de un promontorio cubierto de viñedos que tiene a sus pies la playa de Givano. En los cinco destinos podrás disfrutar de exquisita gastronomía en la que predominan las preparaciones con pesto, los raviolis di borragine, y cocina de mar, como sopas de pescado o sardinas rellenas y fritas.