CINCO DESTINOS


Desde La Patagonia hasta la costa de la África Central; desde el Caribe más paradisíaco hasta las tumultuosas calles de Turquía, pasando por castillo y viñedos franceses, la mesa está servida para conocer o reconocer estos cinco destinos.

BARILOCHE, ARGENTINA

En la provincia de Río Negro, y colgado a lo largo de la costa del lago Nahuel Huapi, en medio del Parque Nacional del mismo nombre, Bariloche (cuyo nombre completo es San Carlos de Bariloche), tiene uno de los escenarios más bellos que los viajeros podrían imaginar. Esto, combinado con una gran cantidad de actividades de verano e invierno en los alrededores, así como la producción del mejor chocolate de Argentina, y una fauna silvestre impresionante, han convertido a este paraje en el principal destino del Distrito de los Lagos.

¿Qué hacer?

Cualquier actividad que implique naturaleza, agua y montaña encuentra en Bariloche el mejor lugar de todo el Cono Sur: buceo, mountain bike, parapente, pesca deportiva, rafting, esquí, golf, y un largo y emocionante etcétera. En gastronomía, destacan las carnes de caza, pescados, quesos y frutos del bosque que son los ingredientes de los platillos más exquisitos de la región.

SAN VICENTE Y GRANADINAS

Basta escuchar el nombre de San Vicente y Granadinas para que nuestra mente evoca visiones de la exótica e idílica vida isleña. Imaginemos una cadena de islas repartidas aquí y allá, en el corazón del mar Caribe, respetada aún por la explotación turística, con playas de arena blanca en islas desiertas, agua azul celeste que acaricia suavemente las costas y apenas un alma alrededor. Pero cuando todo pareciera quietud y calma, este pequeño país dividido en muchas islas ofrece aventura a cargo de su mejor anfitrión: La Soufriere, un volcán activo cuya última erupción ocurrió en 1979.

¿Qué hacer?

Sumemos en nuestra mente el elemento Caribe a los elementos lujo y agua, lo que resulte es lo mejor que se puede hacer en San Vicente y Granadinas: pasear en yate, snorkeling, buceo, pesca deportiva del más alto nivel. También tiene muchas opciones de turismo de aventuras.

ESTAMBUL, TURQUÍA

La metrópoli más grande Turquía es la perfecta combinación de Oriente con Occidente. La ubicación estratégica de Estambul atrajo históricamente a muchos ejércitos merodeadores a lo largo de los siglos. Los griegos, romanos y venecianos se turnaban para gobernar antes de que los otomanos irrumpieron en la ciudad y decidieron quedarse: se encuentran recordatorios físicos de todas estas influencias a lo largo de la ciudad. El hecho de que Estambul se extienda entre dos continentes ha venido a enriquecer toda su historia y su cultura.

¿Qué hacer?

Unas conocidas, otras no tanto; la lista de cosas que se deben hacer al visitar Estambul abarca desde la visita obligada a la Catedral Hagia Sophia, recorrer el Palacio Topkapi, apreciar los mosaicos de la Mezquita Azul, hasta regatear en el Gran Bazar, o comprar delicias locales en el Bazar de las Especies. Hagas lo que hagas, no dejes de visitar el Tünel, el segundo tren subterráneo más antiguo de todo el mundo.

EL VALLE DEL LOIRA, FRANCIA

Si buscas el esplendor, el estilo y la gastronomía franceses, el Valle del Loira superará todas las expectativas, por grandiosas que éstas sean. Situada en la frontera entre el norte y el sur de Francia, y a solo un corto viaje en tren desde París. Reyes, reinas, duques y nobles vinieron aquí para establecer castillos feudales y, más tarde, suntuosos palacios, es por eso que este fértil valle del río está salpicado de cientos de las propiedades aristocráticas más opulentas de Francia.

¿Qué hacer?

Con torres, cúpulas elevadas y relucientes salones de banquetes; los castillos de la región y los pueblos y viñedos que los rodean, dan fe de más de mil años de rica creatividad arquitectónica y artística. El Valle del Loira también es conocido por sus excelentes vinos (tinto, blanco, rosado y espumoso) así como por sus ciudades pintorescas como Orléans, Blois, Tours y Angers.

MOZAMBIQUE

Costa y palmeras; tradiciones y culturas; ambiente y aventura. Este enigmático país del sudeste africano está muy lejos de los mapas de la mayoría de los viajeros, pero tiene mucho que ofrecer a quienes deciden visitar Mozambique. Largas playas bordeadas de dunas, aguas turquesas que abundan en bancos de coloridos peces, corales bien conservados, archipiélagos remotos en el norte, fuertes olas en el sur y simpáticos dhows con velas ondulantes. Si agregamos a esta ecuación arquitectura de estilo colonial, una agitada vida nocturna, una fascinante mezcla cultural y vastas extensiones de arbustos, el resultado será una experiencia de viaje que no se olvida jamás.

¿Qué hacer?

En Mozambique es muy posible que te sientas como el único visitante. Puedes navegar a tu antojo en un tradicional dhow hacia islas desiertas en un impresionante archipiélago; o volar sobre un mar que es un caleidoscopio en tonos azules; puedes caminar por calles laberínticas que conducen a mansiones barrocas de antiguos colonos portugueses o pasear por una reserva natural más extensa que la vida misma.