PRINCESS YACHTS 30M


[gss ids=”4383,4384,4385,4386,4387,4388,4389,4390,4391,4392,4393″ options=”timeout=4000″]

“UN PRIMER GRAN PASO”

por EDMUNDO A. EGUIARTE
foto PRINCESS YACHTS MÉXICO

Siempre que llegamos a un punto en nuestras vidas, en cada etapa, necesitamos elegir algo que se encuentre a nuestro nivel. Y el Princess 30M es justo el primer escalafón a las ligas mayores, el astillero tiene cuatro líneas distintas: V Class, Flybridge, S Class y la mayor de todas, justo de la que estamos hablando: la M Class. Como el más pequeño de esta clase, el 30M sirve como probada de lo que se puede hacer en una embarcación cuando un fabricante pone a su personal, tanto de ingeniería como de diseño interior, a nuestra orden.

Sobra decir que esto lleva tiempo, como todo lo que vale la pena, y mucha disposición por parte del próximo dueño. Como cada proyecto, se deben definir los gustos y el uso que va a tener el yate, además de la zona en donde se quiere navegar. El proceso sigue la siguiente serie lógica: Primero, la concepción de la embarcación, que depende de cada cliente en particular; Segundo, el diseño, cuando se le da vida al sueño; Tercero, fabricación, momento en que se materializa el diseño del casco y los elementos estructurales; Cuarto, ensamblaje de cada una de los componentes interiores, así como elementos electrónicos y Quinto, revisión, preparación y entrega.

El diseño considera algunas modificaciones/opciones en cuanto a la distribución interior, como: cambio en el flybridge, que puede o no tener un pequeño jacuzzi y donde el acomodo de las tumbonas puede ser diferente; también, en la cubierta principal, es posible distribuir la sala de forma distinta o cambiar la alfombra por madera; y finalmente, en la sección de camarotes, en la cubierta inferior, está la opción de tres camarotes más el principal o cuatro camarotes más el principal. Por supuesto que se pueden hacer más modificaciones, pero tiene implicaciones en cuanto a tiempo y número de personas involucradas, además del análisis para ver si se trata de una modificación factible, técnicamente hablando.

El flybridge es un espacioso lugar con una mesa/comedor y una sala de estar que, en conjunto, crean un excelente ambiente exterior para todos los invitados a bordo. Además, puede tener un jacuzzi –como lo comentábamos unos párrafos antes– aunado a la zona de asoleadero con camastros separados y almacenables; o con uno solo, con separaciones, fijo. Gracias a una pequeña escalera accedemos al puente de mando, cuya zona especial hace que tenga un sitio único que no comparte con ninguna otra área.

Desde el puente de mando, podemos entrar al área donde se desenvuelve la tripulación, específicamente la cocina; de ahí tenemos movilidad dentro de la cubierta principal y, hacia la popa, encontramos el comedor y la sala. En la parte de popa, al exterior, hay otro espacio al aire libre pero protegido gracias al flybridge. Aquí, un wetbar nos ayuda a que el área esté siempre bien atendida, sin necesidad de entrar a la cocina por algún refrigerio. En ambos costados tenemos las escaleras que nos llevan a la plataforma de nado que –como en cada Princess construido– se sumerge para facilitar el acceso al agua y el regreso a bordo.

La cubierta inferior es la de camarotes: hay tres cuartos y dos baños para la tripulación (que dan alojamiento a cinco) y otros tres o cuatro para invitados. Obviamente, son compartimientos separados, con distintos accesos: la sección de invitados, dependiendo de la opción de distribución definida, puede tener tres camarotes –un VIP, muy amplio, que ocupa la parte central de este nivel– o cuatro aposentos, donde el VIP se divide en dos. En cualquier caso, están contempladas camas matrimoniales, baño propio con un amplio clóset y, en el caso del VIP los espacios y capacidades son mucho mayores. Otra de las opciones es que los camarotes laterales (aquellos que están más cerca de la proa) tengan camas convertibles, ya sea una matrimonial o dos individuales en cada uno de ellos.

Sin importar la forma, con cambios o sin ellos, el 30M es una prueba clara de la evolución de Princess Yachts que, desde sus inicios en 1965, ha crecido en solidez y aumentado grandiosamente su oferta en cuanto a modelos y tamaño.