NUMARINE 70 FLY
[gss ids=”3813,3814,3815,3816,3817,3818,3819,3820,3821,3822,3823,3824,3825,3826,3827″ options=”timeout=4000″]
“A la medida”
Por EDMUNDO A. EGUIARTE
Fotos SAND PEOPLE COMMUNICATION
Este astillero tiene una historia que, a lo largo de los años, se ha repetido en varios escenarios: industrial, automovilístico, arquitectónico ¡y más! El caso de Numarine es muy similar, pues se trata de un navío que nace de la búsqueda de cubrir una necesidad propia –en este caso la de Ömer Malaz, fundador y CEO del astillero– y que, al encontrar un nicho de mercado con necesidades no cubiertas, se convierte en un gran negocio.
Al darse cuenta de esto, Malaz decide fundar Numarine, una empresa orientada a satisfacer a los asiduos que preguntan por algo excepcional en una embarcación: aquellos que buscan lo “hecho a la medida” –que fundamentalmente si lo es– y que, al mismo tiempo, tenga las ventajas de la producción en serie.
La flexibilidad del astillero le ha granjeado una gran cantidad de clientes, y lo mejor es que éstos han sido fieles que vuelven a la casa. Lo anterior, aunado a la estrategia de producción y mercadotecnia, le otorga a Numarine una gran ventaja: un usuario satisfecho, que confía en la marca y que le da la oportunidad a la firma de conocer a detalle sus gustos.
En cuanto a este digno representante de la ideología de Ömer Malaz, el 70 Fly es uno de los mejores exponentes de la marca. En el flybridge, los espacios son amplios y muy bien logrados, está pensado para gozar de los elementos naturales al máximo; sobre todo gracias a su amplia sección para asolearse, así como por la gran mesa destinada a disfrutar de los alimentos. En la sección de popa se puede poner una grúa o, en su defecto, un wetbar. Aquí, además, hay un segundo puesto de mando.
En la cubierta principal predominan las líneas limpias y los espacios abiertos. El interior se siente como el de un yate de mayor tamaño, los acabados son más bien minimalistas, con absolutamente todo lo indispensable y la mejor calidad. Hablamos de una cubierta que se enfoca a la convivencia, pues dentro de un mismo ambiente encontramos el puente de mando, el comedor y la cocina integrados con la sala que, a su vez –mediante las puertas que conducen al exterior, en la popa–, se integra con el sillón en la parte final de la planta.Los contrastes entre maderas de tonos medios, maderas claras, tapicería en tonos fríos y las grandes ventanas, nos dan una sensación de amplitud –como mencionaba con anterioridad– como si estuviéramos en una embarcación de dimensiones mayores.
Los contrastes entre maderas de tonos medios, maderas claras, tapicería en tonos fríos y las grandes ventanas, nos dan una sensación de amplitud –como mencionaba con anterioridad– como si estuviéramos en una embarcación de dimensiones mayores.
El nivel inferior, en dónde se ubica tanto el camarote de tripulación como los cuatro camarotes de invitados, sigue la misma línea de la cubierta principal: maderas en contraste y tapicería en tonos fríos con la adición de alfombras. El mobiliario tiene reminiscencias de los años ochenta, pero con un toque moderno muy estético y llamativo.
De los cuatro camarotes, el principal es muy amplio, se ubica en la parte central del casco, cuenta con un gran baño y un vestidor, además de un sillón en el costado de babor, mientras que, a estribor, tiene una espaciosa cómoda.
Los dos camarotes que siguen poseen camas individuales. En uno hablamos de literas, mientras que en el otro éstas se ubican de lado a lado y se pueden juntar para hacer una cama matrimonial. El cuarto camarote se halla en la proa y se beneficia con una cama matrimonial en el pedestal, baño y un par de clósets.
El área de tripulación es muy limpia y bien acondicionada. Se pensó en la comodidad de todos: espacios tanto flexibles como prácticos, que ayuden al trabajo de marinería y a disfrutar de la navegación.
Muchas sorpresas nos depara este astillero y cabe decir que sus proyectos, hasta ahora, han sido capaces de captar las miradas de hasta los más escépticos.