EMBRAER LEGACY 500
UN LEGADO DE FAMILIA
por EDMUNDO A. EGUIARTE
fotos CORTESÍA EMBRAER S.A.
Brasil, un lugar maravilloso, generalmente asociado con la selva, ambiente tropical, bellas mujeres y una vida desenfadada al ritmo del Bossa Nova, pero dentro de esta selva (vegetal y de concreto) hay un lugar en donde se desarrollan aeronaves que hacen que las distancias se reduzcan. La operación de Embraer no es pequeña, con tres plantas ubicadas en Brasil en las ciudades de São José dos Campos, Gavião Peixoto, Botucatu y otra más en Melbourne, Florida en los Estados Unidos de Norteamérica. Con más de 18,000 colaboradores y más de 8,000 aeronaves entregadas es – a todas luces – poseedora de una gran operación que ya celebró su primer decalustro, o lo que es lo mismo, medio siglo de vida.
Con toda la experiencia acumulada durante esos primeros 50 años Embraer ha logrado llegar a un nivel de expertise que le brinda la confianza de hacer todo tipo de aeronaves (ya sea privada, ejecutiva o militar) y ahora, incluso, hacer su incursión en la parte naval (de la mano de un grande en el medio, el alemán ThyssenKrupp). Esto nos da una referencia del tamaño de la empresa a nivel global.
Hoy, gracias a lo anterior, son orgullosos creadores de uno de los aviones ejecutivos más llamativos e interesantes del orbe, el Legacy 500. Una aeronave dispuesta y capaz de hacer los trayectos más demandantes sin que haya repercusiones ni en la tripulación ni en los pasajeros y mucho menos en este jet.
Con espacio para hasta doce pasajeros y una enorme variedad de configuraciones interiores y personalización de fábrica nos brinda la flexibilidad para diseñarlo a nuestro antojo y cubriendo nuestras necesidades, requerimientos – y ¿por qué no?, caprichos – sin comprometer el desempeño ni la seguridad.
El puesto de control merece una especial mención ya que incluso aquí tenemos un atisbo del futuro, la cabina tiene una distribución muy limpia y prácticamente sin controles manuales. Otro punto importante es que esta aeronave está diseñada para ser un avión fly-by-wire lo que permite que todo sea controlado por computadoras y brinda la posibilidad de mayor automatización, así como la disminución de errores humanos y un menor desgaste para la tripulación.
La cabina es espectacular, los detalles con los que cuenta a bordo son increíbles, los acabados impecables y la comodidad está garantizada. Siendo el único avión en su segmento (midsize jet) en cuya cabina podemos estar de pie con sus más de 1.80 m de altura interior. Dentro de las opciones podemos contar con una cocineta completa que nos da la tranquilidad de estar bien atendidos aún a 13 kilómetros del suelo.
La posibilidad de tener dos sillones en la parte trasera y que, además, los asientos individuales puedan ser convertidos en cama nos da la flexibilidad necesaria para hacer giras de trabajo y aprovechar – si así lo deseamos – para descansar o, en su defecto, para continuar trabajando mientras disfrutamos del trayecto hacia nuestro siguiente destino.
Todo lo anterior deja de manifiesto que Embraer no es un jugador pequeño en la industria aeronáutica y lo vuelve un orgullo para Latinoamérica, ya que representa el logro de una empresa cuyo trabajo diario les ha permitido llegar a un lugar privilegiado en uno de los mercados más complejos y demandantes que existen.