Las posibilidades de Lucy McKenzie
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Por Marlene Mizrahi
Muchas referencias, pero sin poder alejarse del día a día. Esa es la búsqueda, por no decir el arte, de Lucy McKenzie.
Posibilidad –aunque en su plural, “posibilidades”– es una palabra capaz de contener la investigación de esta artista escocesa. Con tan solo 37 años de edad, McKenzie se podría clasificar como una exploradora muy activa, pues su indagación no se conforma de un solo tema o un único modelo artístico.
Las obras de Lucy, hechas en Bélgica (donde reside actualmente), extraen y fusionan su material desde varios orígenes, donde se distinguen los reinos de la historia política, el diseño, la publicidad, arquitectura, fandom –aquellos aficionados a un pasatiempo–, amistad, entre muchos otros.
Especialmente amaestrada en las técnicas comerciales de pintura decorativa del siglo XIX, su modo primario es el trompe l’oeil (literalmente, “engañar al ojo”). Ella, crea bodegones y espacios vívidos (secuencias arquitectónicas) – a menudo hechos a escala uno a uno– con un detalle tan meticuloso, que el contenido específico de sus producciones no se puede separar de las casualidades teatrales de su presentación formal; entregando muchas alternativas (o posibilidades) de interpretación.
Sin embargo, la práctica de McKenzie es colaborativa e interdisciplinaria. Ella toma material prestado de múltiples fuentes, el cual investiga cuidadosamente, donde desfilan imágenes, objetos o adornos con alguna referencia cultural; las cuales mezcla con compulsiones personales, por lo que las obras resultantes son muy ricas en referencias.
La posibilidad no solo funciona como sinónimo de oportunidades, sino que también se refiere a la aptitud para que algo exista o suceda; por su parte, Lucy crea –y cuenta– con una amplia gama de papel manoseado, mármol veteado, envejecimiento de yeso en la pintura al óleo, entre otras. Sus pinturas operan en paralelo con otros proyectos que tiene en curso, los cuales involucran distintos medios de comunicación; desde la escritura a la película, con el diseño de ropa e interiores.
Oportunidades y probabilidades por todos lados, todo se comunica y una cosa siempre afecta a la otra, es de ahí que esta artista escocesa sea creadora tanto de ambientes, escenarios y contextos estilísticos, como de obras de arte individuales.
Todas estas vertientes y formas de expresión se conjuntan bajo un mismo interés: difuminar las fronteras entre el arte y el diseño, así como el arte y la vida. Su trabajo desafía nuestras nociones sobre el papel del artista y abarca una amplia gama, tanto de formas visuales como escritas, logrando traicionar las hipótesis anteriores.
Es ahora cuando reluce otro significado de “posibilidad”, como la aptitud para hacer o no hacer una cosa: apuntalando a todas las actividades en las que toma acto Lucy McKenzie, su evidente deseo es formar nuevas asociaciones o significados a través de la utilización de tanto material cuanto exista –y también recién hecho (por ella, claro)–, permitiéndole explorar y criticar ortodoxias existentes.
Entre sus obras recurrentes, hay que destacar aquellas que toman la forma de la “Quodlibet”, nombre que da a un trompe d’oeil o pintura que representa cintas ilusionistas, cartas, recortes de prensa y/o cualquier otro material que podría encontrarse en un escritorio. Este tipo de obras tienen la apariencia de pinboards de corcho con varios elementos conectados a ellos, o bien, mesas esparcidas con objetos.
Un ejemplo es Quodilbet XX (2012), en el que utiliza la forma de una tabla que explora el “estado de ánimo” de la estética del movimiento fascista italiano del siglo XX. Se adjunta un folleto de una muestra de pintura, dibujos arquitectónicos para un cuarto de baño, así como imágenes de los diferentes tipos de mármol –materiales que apuntan hacia la idea de interior o decoración –; también, es visible un volante para el Triennale di Milano de 1933 –el escaparate de artes decorativas e industriales modernas que se lleva a cabo regularmente en Milán –. Al vincular dichos elementos, McKenzie alude a cómo un “fascista” puede combinar la política extrema, la vida cotidiana mundana y el uso del diseño (tan diversas aptitudes en una misma persona). En lugar de hacer una declaración definitiva, la impresión con un Quodilbet es que son un objeto de investigación o que muestran deliberadamente una investigación en proceso, sin el cierre asociado con una obra terminada; abriendo aún más la contingencia.
Mckenzie crea momentos fugaces de idealismo: símbolos de poder y seducción trascendente. Su investigación, y sus logros, la han llevado a exponer en uno de los Museos de Arte Contemporáneo más importantes del mundo: el de Chicago. La muestra que la artista presenta para este museo se titula “Focus: Lucy McKenzie”, que vine a ser su presentación más grande en Estados Unidos. En Focus, Lucy toma la galería del museo como un escaparate dinámico, una sala de exposición aireada y estudio de un artista íntimo, todo con la mirada puesta en la exploración de su pasado. Doce nuevos lienzos y una instalación de video reciente, hacen referencia directa a sus obras de edad de estudiante (en la década de 1990), mientras que también incluye referencias a los temas de sus pinturas en los años Eventualidades, muchas referencias y caminos abiertos imposibles de desprenderse del día a día que, en este caso, es la vida misma de la escocesa; mostrando todos los caudales de esta persona (esa última significación de la palabra “posibilidad”).